La novela El hereje (1998) nos sitúa en
el 1517, año en el que Martín Lutero fija sus noventa y cinco tesis
contra las indulgencias en la puerta de la iglesia de Wittenberg,
provocando con ello el cisma de la Iglesia Romana de Occidente. Ese
mismo día nace en Valladolid Cipriano Salcedo, hijo de Bernardo
Salcedo y doña Catalina, para quienes tras diez años de matrimonio sin
descendencia ese embarazo es toda una sorpresa. Sin embargo, doña
Catalina no se repondrá de un difícil parto y acabará muriendo a las
pocas horas, algo que su padre no podrá superar acusándole de esta
muerte y separándole de su lado primero, dejándole a cargo de la
nodriza, y más tarde ingresándolo interno en el Hospital de Niños
Expósitos, dedicado a la formación de niños abandonados. Tras la muerte
de su padre, la herencia recibida le transformará en un próspero
comerciante, entrando en contacto con personas próximas a las corrientes
protestantes que de manera clandestina se han introducido en España,
cuyos preceptos Cipriano defenderá a pesar de que su difusión está
siendo severamente perseguida y castigada por el Santo Oficio.
Un canto apasionado por la tolerancia y la libertad de conciencia. Miguel Delibes