En
1634, el matemático y filósofo René Descartes pasó una temporada en
Ámsterdam en casa de un amigo. Allí conoció a una de sus doncellas,
Helena Jans, una joven excepcional e inmune a las convenciones sociales
que cambiaría de forma radical la vida del inmortal pensador.
Ámsterdam, 1634. Ya han transcurrido dos años desde que Helena Jans
trabaja como doncella para el señor Sergeant, un prestigioso librero
inglés. En todo este tiempo, la casa ha recibido muchas visitas, más o
menos ilustres y exigentes, pero el nuevo huésped es especial: el
filósofo y matemático René Descartes, que busca en la mansión de su
amigo la tranquilidad para terminar de escribir su nueva obra. Tampoco
Helena es una doncella corriente. A pesar de su origen humilde, sabe
leer y escribir, y muestra una enorme curiosidad y devoción por la
literatura. Para ella, la mansión en la que trabaja, la mansión de un
librero, es un recordatorio constante de un mundo prohibido para las
mujeres de su clase. Tendrá que conformarse con seguir imaginando todos
aquellos libros que no puede leer; si quiere escribir, deberá volver a
fabricar tinta a base de remolacha y usar su cuerpo en lugar de papel,
un lujo que no puede permitirse.