sábado, 28 de octubre de 2017

Palabras en mis manos

En 1634, el matemático y filósofo René Descartes pasó una temporada en Ámsterdam en casa de un amigo. Allí conoció a una de sus doncellas, Helena Jans, una joven excepcional e inmune a las convenciones sociales que cambiaría de forma radical la vida del inmortal pensador.
 Ámsterdam, 1634. Ya han transcurrido dos años desde que Helena Jans trabaja como doncella para el señor Sergeant, un prestigioso librero inglés. En todo este tiempo, la casa ha recibido muchas visitas, más o menos ilustres y exigentes, pero el nuevo huésped es especial: el filósofo y matemático René Descartes, que busca en la mansión de su amigo la tranquilidad para terminar de escribir su nueva obra. Tampoco Helena es una doncella corriente. A pesar de su origen humilde, sabe leer y escribir, y muestra una enorme curiosidad y devoción por la literatura. Para ella, la mansión en la que trabaja, la mansión de un librero, es un recordatorio constante de un mundo prohibido para las mujeres de su clase. Tendrá que conformarse con seguir imaginando todos aquellos libros que no puede leer; si quiere escribir, deberá volver a fabricar tinta a base de remolacha y usar su cuerpo en lugar de papel, un lujo que no puede permitirse.