Recorremos la bellísima Lisboa siguiendo el mapa de la inspiración de su literatura: sus poetas, sus librerías, sus cafés… y, por supuesto, los locales con el mejor fado.Mirad el siguiente enlace LISBOA LITERARIA.
“Donde acaba el mar y la tierra comienza”. Así definió el premio Nobel de Literatura José Saramago a Lisboa, la dama de Portugal, abierta al mar y cuna de marinos, conquistadores y escritores: entre todos ellos, han hecho de Lisboa una de las ciudades europeas con más carácter y vitalidad. La sombra de Pessoa todavía acaricia algunos de los muros de los cafés, y la fuerza y la belleza de sus versos subyacen por debajo de los raíles de los tranvías del Chiado. Sus librerías, sus cafés, sus gentes: notas de fado que se incrustan en la memoria y el recuerdo de todo aquel que ha tenido la dicha de perder sus pasos por la capital del Tajo. No son pocos los autores que allí han creado, ni pocas las páginas que allí se han escrito.
Los rincones más literarios de Lisboa
No podemos ir a Lisboa y no caminar por el barrio de O Chiado, ya casi recuperado del incendio infernal que le asoló hace algo más de 20 años. Hoy, sus remozadas calles asisten al desfile diario de miles de viajeros fascinados por uno de los barrios más decididamente bellos. Pero los lugares con significación literaria se reparten por toda la ciudad. Junto con el adyacente Bairro Alto conforma una de las rutas más sabrosas y pintorescas, imprescindibles para entender el alma lisboeta. La iglesia de San Roque (Largo Trindade Coelho), el legendario Teatro de Sâo Carlos (Largo de Sâo Carlos) o el Museo del Chiado (Rúa Serpa Pinto, 6) son sólo algunos de los lugares más interesantes. Si os situáis en la Praça do Comercio, el punto neurálgico de la metrópoli, a la derecha, tras la magnífica estación de ferrocarril de Santa Apolónia, surge uno de los conjuntos arquitectónicos más bellos de Lisboa, el tradicional barrio de Alfama. Tiene su origen en la época de la dominación árabe, y ya desde aquellos años es punto tradicional de congregación de artesanos y pescadores. Las callejuelas, que se extienden sobre la falda del monte del castillo de San Jorge hasta el río Tajo, son de las más sabrosas de la ciudad, y sus fachadas normalmente se cubren de azulejos. Es en este barrio donde se encuentra la catedral, la Sé, uno de los templos más bellos de Portugal.
En el corazón de Lisboa, en el Campo das Cebolas, en la Baixa, al pie de la Alfama, mirando al estuario del Tajo, se yergue la Casa dos Bicos, un viejo y hermoso edificio lisboeta que en su historia de más de 400 años albergó casi de todo en esta ciudad: desde un palacete de príncipe a un almacén de bacalao o un conjunto de dependencias municipales y que, hoy día, alberga la sede de la Fundación Saramago, el lugar desde el que se irradia el espíritu del único escritor de lengua portuguesa con un Nobel de literatura.Las cenizas de José Saramago están enterradas en plena calle, a la puerta de Casa dos Bicos . Bajo un olivo centenario traído de Azinhaga, su aldea natal. Y con tierra de Lanzarote, la isla canaria donde vivió porque vientos de incomprensión por su obra le habían alejado de Portugal.
En el corazón de Lisboa, en el Campo das Cebolas, en la Baixa, al pie de la Alfama, mirando al estuario del Tajo, se yergue la Casa dos Bicos, un viejo y hermoso edificio lisboeta que en su historia de más de 400 años albergó casi de todo en esta ciudad: desde un palacete de príncipe a un almacén de bacalao o un conjunto de dependencias municipales y que, hoy día, alberga la sede de la Fundación Saramago, el lugar desde el que se irradia el espíritu del único escritor de lengua portuguesa con un Nobel de literatura.Las cenizas de José Saramago están enterradas en plena calle, a la puerta de Casa dos Bicos . Bajo un olivo centenario traído de Azinhaga, su aldea natal. Y con tierra de Lanzarote, la isla canaria donde vivió porque vientos de incomprensión por su obra le habían alejado de Portugal.
Otro barrio ineludible es el de Cais do Sodré, que en sus orígenes (tras el terremoto de 1755) se convirtió en uno de los más selectos de la ciudad, y que no tardaría mucho en ser punto de encuentro de los marinos que arribaban al puerto lisboeta desde las cinco esquinas del mundo. Sólo sea por tomar un café en el British (Rúa Bernardino da Costa) y contemplar el trasiego del Mercado da Ribeira, merece muy mucho pasear por sus calles. La casa de Fernando Pessoa (Rúa Coelho da Rocha, 16), que el poeta habitó durante los últimos años de su vida, está totalmente reformada. Hay biblioteca, centro de documentación y algunos objetos personales expuestos en vitrinas, pero poca cosa: un pasaporte, una agenda… en la puerta de entrada saluda, al modo de vitrina, una carta astral del escritor en piedra. Otro lugar donde permanece el espíritu del poeta es en el café Martinho da Arcada (Rúa da Prata, 2), que fue fundado en 1782. Este café era uno de los favoritos de Pessoa, y hoy es, además de café, sede de la Asociación Pessoana de Amigos del “Martinho de Arcada”.
Librerías en Lisboa
El placer de oler cómo la pulpa de los libros viejos se va deshaciendo con el paso del tiempo podéis experimentarlo en la parte alta de la Rúa do Alecrim, donde hay varias librerías especializadas en libro usado y grabados. Las más nombradas son Joao Trindade (Rúa do Alecrim, 32) y Campos Trindade (Rúa do Alecrim, 44). Uno de los “fondos” preferidos para las fotografías de las decenas de miles de visitantes de Lisboa es la estatua de Fernando Pessoa que se encuentra en el café A Brasileira (Rúa do Almeida Garret, 120). En la entrada hay una estatua de bronce del poeta sentado a la mesa, dejando una silla libre para que cualquiera se pueda tomar algo con él y -cómo no- hacerse la correspondiente foto… tal vez típico, pero resulta imposible resistirse a la tentación… La obra del poeta Joâo de Deus no es tan conocida como la de Pessoa, pero no por ello deja de ser la de uno de los mejores y más sensibles literatos portugueses. Para que no se pierda su recuerdo y satisfacer a sus lectores, está el Museu Joâo de Deus (Avenida Álvares Cabral, 69), en el barrio de San José.
Fado, siempre fado
Algo imperdonable en Lisboa sigue siendo dejar de acudir a conmoverse con el fado. Este género musical ha dado la vuelta al mundo, y condensa en sus letras el espíritu melancólico que se adjudica al portugués. Madredeus o Amalia Rodrígues, la gran madonna de la canción popular lusa, son sólo la punta de lanza de un género musical que está viviendo una edad de oro, como atestiguan las docenas de locales consagrados al fado que hay en la capital lisboeta. En el Bairro Alto es donde se concentran la gran mayoría de las casas de fado de la ciudad De todos ellos, los más recomendables son Fado Nó Nó (Rúa do Norte, 47-49),Clube do Fado (Rúa S.Joao da Praça,94),el Café Luso (Travesía Quimada, 10) y el Arcadas do Faia (Rúa da Barroca, 54-56).
MALETA LITERARIA
Literaria y literata, Lisboa parece concebida por y para soñadores. Su orografía ondulante, con cuestas que requieren de la ingeniería de los ascensores, se nos antoja un capricho geográfico para que pueda haber muchos miradores y utilicemos el tranvía para ahorrarnos tremendas subidas. Desde ese “animal mitológico” con el que Saramago definió el ovillo de Alfama, lo más cercano que nos queda a sus orígenes en la horma de un casco medieval, Lisboa se despliega en barrios muy próximos y diferentes –el Chiado, Baixa, Bairro Alto, Estrela, Belém...– cuyos nombres abren el apetito de la curiosidad nada más atravesar los tímpanos.Adentrarse en una ciudad decadente de la mano de su literatura es siempre una grata experiencia para el espíritu viajero.
Atribuido por su autor a Bernardo Soares, «personalidad literaria» de quien dijo Pessoa «soy yo menos el raciocinio y la afectividad», esta maravilla es el diario íntimo de un ayudante de contable en la ciudad de Lisboa en los años 30. En él, el protagonista plasma sus divagaciones y ensueños, sus re flexiones estéticas, filosóficas y literarias, contraponiéndolos a lo gris de su vida cotidiana. Inédito hasta 1982, el Libro del desasosiego es probablemente la principal obra en prosa de Fernando Pessoa, que le ocupó durante la mayor parte de su vida de escritor: desde 1912, aproximadamente, hasta el mismo año de su muerte. Ha sido elogiado por la crítica como uno de los dietarios más bellos del siglo XX, y en él se entrelazan el ensayo, el poema en prosa e incluso lo narrativo y descriptivo. El gran Fernando Pessoa está omnipresente en los mejores recuerdos que uno pueda llevarse de esta romántica ciudad bañada por una luz atlántica insuperable que enamora desde el primer momento en que ponemos nuestra mirada en su belleza de otra época.
Lisboa, noviembre de 1942. Portugal recibe un ultimátum para entrar en la guerra. El terror a la ocupación nazi o al bombardeo aliado se adueña de Lisboa. En ese contexto, el cónsul de otro país neutral, la Argentina, atrae la atención al anunciar sorpresivamente la donación de un cargamento de cereales, cuyo destinatario concreto no revelará hasta que el gobierno, cada vez más receloso, autorice el desembarco de la carga. En una sola y larguísima noche, mientras miles de refugiados de toda Europa esperan la partida del barco Boa Esperança para ponerse a salvo de los nazis, la gesta del cónsul argentino es el cedazo en que se entrecruzan, como en un folletín, las “historias más secretas” de un período único en la historia. El propio cónsul, la mítica pareja de Tania y Armando Discépolo, la cantante de fados Amália, y el misterioso Ricardo De Sanctis, que asegura ser banquero y “refugiado personal” del Cardenal de Lisboa. Erizada de sentimientos, emociones y pasiones, excesiva como todo melodrama, prodigiosa en la creación de climas e intensamente atractiva en las confesiones que los personajes intercambian, Lisboa tiene la precisión arquitectónica de una ambiciosa pieza teatral y musical, en la que del coro multitudinario emergen los solistas para hacer oír sus deseos y padecimientos. Una pura ficción que parte de personajes reales y vibra con la cadencia sentimental y melancólica del fado y el tango.
Una mirada sobrecogedora a los laberintos de la vida, el amor y la literatura. Una mujer apoyada en la barandilla de un puente, una mañana en Berna, bajo una lluvia constante. El libro, descubierto por azar, de un poeta portugués, Amadeu do Prado. Estos dos acontecimientos revolucionarán la vida del sabio y erudito profesor Raimund Gregorius. A mitad de una clase de latín, de repente se pone en pie y se marcha. Coge el primer tren nocturno a Lisboa, dándole la espalda a su existencia poco poética y sin saber qué le van a revelar la belleza de Lisboa y el libro de Amadeo. Fascinado por la manera profunda que tiene el texto de tratar el amor, la amistad, el coraje y la muerte, quiere saber quién era Amadeu de Prado: médico excepcional, poeta, militante comprometido con la Resistencia a Salazar, un orfebre de las palabras y un explorador de la vida. La búsqueda del escritor le lleva a conocer a personajes inolvidables que conocieron a Amadeu de Prado. Sus testimonios convergen hacia nuestro protagonista y redefinen al mismo tiempo el sentimiento que últimamente ha tenido Gregorius: se siente culpable de no haber arriesgado un poco más a lo largo de su vida. Pascal Mercier (Berna, 1944) profesor de filosofía del lenguaje en Berlín, es uno de los escritores suizos que ha ocupado un lugar destacado en la crítica durante los últimos años.
Con esta novela, una de las cumbres de la literatura de esta década, Antonio Tabucchi logró la unanimidad de la crítica, los más prestigiosos galardones y la respuesta masiva de los lectores. Lisboa, 1938. La opresiva dictadura de Salazar, el furor de la guerra civil española llamando a la puerta, al fondo el fascismo italiano. En esta Europa recorrida por el virulento fantasma de los totalitarismos, Pereira, un periodista dedicado durante toda su vida a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la página cultural de un mediocre periódico, el Lisboa. Pereira tiene un sentido un tanto fúnebre de la cultura: prefiere la literatura del pasado, dedicarse a la elegía de los escritores desaparecidos, preparar necrológicas anticipadas. Necesitado de un colaborador, contacta con un joven, Monteiro Rossi, quien a pesar de haber escrito su tesis acerca de la muerte está inequívocamente comprometido con la vida. Y la intensa relación que se establece entre el viejo periodista, Monteiro y su novia Marta, cristalizará en una crisis personal, una maduración interior y una dolorosa toma de conciencia que transformará profundamente la vida de Pereira. En esta novela, Tabucchi ha conseguido crear un inolvidable personaje que sin duda dejará una profunda huella en el lector, Pereira. Y con la historia de este periodista, Tabucchi nos ofrece también una espléndida historia sobre las razones de nuestro pasado que pueden ser perfectamente las razones de nuestro incierto presente.
Os Lusíadas es una de las más grandes obras de la literatura portuguesa. Podría decirse para quien no conozca a este poeta, que Luis de Camoes es a Portugal lo que Miguel de Cervantes es a España. De hecho, ambos autores son contemporáneos -Camoes moriría 36 años después que nuestro literato.
'Os Lusíadas' fue publicada en 1572 y fue muy conocida y difundida en su tiempo, en realidad, Camoes era ya apodado por sus contemporáneos como el 'Príncipe de los poetas' y no les faltaba razón, porque el tiempo ha demostrado que nos encontramos ante uno de los más grandes poetas líricos europeos: introductor de las formas italianas en Portugal y autor de las églogas más hermosas.
A fines de 1935, cuando acaba de fallecer Fernando Pessoa, llega al puerto de Lisboa un barco inglés, Highland Brigade, en el que ha viajado, desde Brasil, Ricardo Reis, uno de los heterónimos del gran poeta portugués. A lo largo de nueve meses cruciales en la historia de Europa, durante los que estalla la guerra de España y se produce la intervención italiana en Abisinia, asistiremos a la última etapa de la vida de Ricardo Reis, en diálogo con el espíritu de Fernando Pessoa que acude a visitarle desde el cementerio en los momentos más inesperados. Es la época de las plumas estilográficas, de las radios Pilot, de las Juventudes Hitlerianas, de los topolinos, en una Lisboa atlántica y lluviosa cuya atmósfera envolvente se convierte en el verdadero protagonista de esta fascinante experiencia narrativa. El año de la muerte de Ricardo Reis es una lúcida meditación, a través de un poeta y una ciudad, sobre el sentido de toda una época.
Raimundo Silva es un revisor de textos de una editorial, un personaje anodino que tiene como misión en la vida conservar la integridad de los textos que llegan a sus manos. Un día, revisando un texto histórico, toma una decisión: introducir un ¿No¿ donde debiera aparecer un ¿Sí¿. Esta determinación altera, sin duda alguna, la historia escrita, pero también va a ser fundamental en su vida personal. El conservador Raimundo Silva no volverá a ser sujeto paciente de la historia, tanto la universal como la personal, porque su acto de rebeldía le hace asumir el protagonismo que, como hombre --y por tanto ser hegemónico-- le corresponde en la vida. Historia del cerco de Lisboa es una novela contemporánea en la que caen varios cercos: el histórico de la ciudad de Lisboa, y el cerco que impide al hombre comunicarse con sus semejantes, pero el último cerco que se derrumba en este libro es el de la soledad, definitivamente abatido en el amor realizado.
"Creo que pocos pueblos hay tan constitutivamente dotados para la lírica [...] como el portugués, así como que su literatura es una de las más ricas y continuas de Europa...” Esta afirmación primera de Carlos Clementson en el estudio que precede a esta monumental antología de la poesía portuguesa de todos los tiempos, nos hace volver, una vez más, los ojos hacia esa poesía que hemos tenido siempre tan cerca y tan lejos. Con ser importante esta antología bilingüe y su abarcadora representación de autores -casi la mitad del libro recoge a poetas contemporáneos- en los prolegómenos a la misma hay reflexiones que nos sitúan frente a la dignidad del traducir. Sirve esta entrega para reafirmar la presencia de los poetas contemporáneos más difundidos entre nosotros (Pessoa, Torga, Sophia de Mello, Andrade, Osorio, Helder), pero también para revelarnos a otros que quizá conocemos desde otras vertientes, como la del gran traductor de poetas españoles José Bento, autor de las versiones al portugués de San Juan de la Cruz).
José Cardoso Pires (Peso, Ria Baixa, 1925) es una de las grandes figuras de la literatura contemporánea, autor de novelas tan significativas como O Delfim (1968), Balada da Praia dos Cães (1982) o Alexandra Alpha (1987), maestro del relato corto en O Burro em Pé (1979) y A República dos Corvos (1988); ensayista (E Agora, Jo sé?, 1977); cronista (A Cavalo do Diabo, 1994), autor de teatro (O Render dos Heróis, 1960; Corpo-Delito na Sala de Espelhos, 1980)... Traducido a prácticamente todos los idiomas cultos, su obra constituye una referencia obligada en el panorama actual de las letras portuguesas. En esta ocasión el objetivo de su mirada es Lisboa. La capital de Portugal, balcón sobre el gran océano, luminosa, enigmática, poblada de sombras, reyes antiguos, poetas noctámbulos, músicos, gatos, fabuladores, aparece ante nosotros como una fascinante caja de sorpresas, un cofre lleno de tesoros que sólo la prosa envolvente, irrepetible de Cardoso consigue desentrañar. Un viaje maravilloso y cómplice para los amantes de los buenos descubrimientos y de la mejor literatura.
Un paseo por Lisboa con un homenaje a Fernando Pessoa:
MALETA LITERARIA
Literaria y literata, Lisboa parece concebida por y para soñadores. Su orografía ondulante, con cuestas que requieren de la ingeniería de los ascensores, se nos antoja un capricho geográfico para que pueda haber muchos miradores y utilicemos el tranvía para ahorrarnos tremendas subidas. Desde ese “animal mitológico” con el que Saramago definió el ovillo de Alfama, lo más cercano que nos queda a sus orígenes en la horma de un casco medieval, Lisboa se despliega en barrios muy próximos y diferentes –el Chiado, Baixa, Bairro Alto, Estrela, Belém...– cuyos nombres abren el apetito de la curiosidad nada más atravesar los tímpanos.Adentrarse en una ciudad decadente de la mano de su literatura es siempre una grata experiencia para el espíritu viajero.
Atribuido por su autor a Bernardo Soares, «personalidad literaria» de quien dijo Pessoa «soy yo menos el raciocinio y la afectividad», esta maravilla es el diario íntimo de un ayudante de contable en la ciudad de Lisboa en los años 30. En él, el protagonista plasma sus divagaciones y ensueños, sus re flexiones estéticas, filosóficas y literarias, contraponiéndolos a lo gris de su vida cotidiana. Inédito hasta 1982, el Libro del desasosiego es probablemente la principal obra en prosa de Fernando Pessoa, que le ocupó durante la mayor parte de su vida de escritor: desde 1912, aproximadamente, hasta el mismo año de su muerte. Ha sido elogiado por la crítica como uno de los dietarios más bellos del siglo XX, y en él se entrelazan el ensayo, el poema en prosa e incluso lo narrativo y descriptivo. El gran Fernando Pessoa está omnipresente en los mejores recuerdos que uno pueda llevarse de esta romántica ciudad bañada por una luz atlántica insuperable que enamora desde el primer momento en que ponemos nuestra mirada en su belleza de otra época.
Lisboa, noviembre de 1942. Portugal recibe un ultimátum para entrar en la guerra. El terror a la ocupación nazi o al bombardeo aliado se adueña de Lisboa. En ese contexto, el cónsul de otro país neutral, la Argentina, atrae la atención al anunciar sorpresivamente la donación de un cargamento de cereales, cuyo destinatario concreto no revelará hasta que el gobierno, cada vez más receloso, autorice el desembarco de la carga. En una sola y larguísima noche, mientras miles de refugiados de toda Europa esperan la partida del barco Boa Esperança para ponerse a salvo de los nazis, la gesta del cónsul argentino es el cedazo en que se entrecruzan, como en un folletín, las “historias más secretas” de un período único en la historia. El propio cónsul, la mítica pareja de Tania y Armando Discépolo, la cantante de fados Amália, y el misterioso Ricardo De Sanctis, que asegura ser banquero y “refugiado personal” del Cardenal de Lisboa. Erizada de sentimientos, emociones y pasiones, excesiva como todo melodrama, prodigiosa en la creación de climas e intensamente atractiva en las confesiones que los personajes intercambian, Lisboa tiene la precisión arquitectónica de una ambiciosa pieza teatral y musical, en la que del coro multitudinario emergen los solistas para hacer oír sus deseos y padecimientos. Una pura ficción que parte de personajes reales y vibra con la cadencia sentimental y melancólica del fado y el tango.
Con esta novela, una de las cumbres de la literatura de esta década, Antonio Tabucchi logró la unanimidad de la crítica, los más prestigiosos galardones y la respuesta masiva de los lectores. Lisboa, 1938. La opresiva dictadura de Salazar, el furor de la guerra civil española llamando a la puerta, al fondo el fascismo italiano. En esta Europa recorrida por el virulento fantasma de los totalitarismos, Pereira, un periodista dedicado durante toda su vida a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la página cultural de un mediocre periódico, el Lisboa. Pereira tiene un sentido un tanto fúnebre de la cultura: prefiere la literatura del pasado, dedicarse a la elegía de los escritores desaparecidos, preparar necrológicas anticipadas. Necesitado de un colaborador, contacta con un joven, Monteiro Rossi, quien a pesar de haber escrito su tesis acerca de la muerte está inequívocamente comprometido con la vida. Y la intensa relación que se establece entre el viejo periodista, Monteiro y su novia Marta, cristalizará en una crisis personal, una maduración interior y una dolorosa toma de conciencia que transformará profundamente la vida de Pereira. En esta novela, Tabucchi ha conseguido crear un inolvidable personaje que sin duda dejará una profunda huella en el lector, Pereira. Y con la historia de este periodista, Tabucchi nos ofrece también una espléndida historia sobre las razones de nuestro pasado que pueden ser perfectamente las razones de nuestro incierto presente.
Os Lusíadas es una de las más grandes obras de la literatura portuguesa. Podría decirse para quien no conozca a este poeta, que Luis de Camoes es a Portugal lo que Miguel de Cervantes es a España. De hecho, ambos autores son contemporáneos -Camoes moriría 36 años después que nuestro literato.
'Os Lusíadas' fue publicada en 1572 y fue muy conocida y difundida en su tiempo, en realidad, Camoes era ya apodado por sus contemporáneos como el 'Príncipe de los poetas' y no les faltaba razón, porque el tiempo ha demostrado que nos encontramos ante uno de los más grandes poetas líricos europeos: introductor de las formas italianas en Portugal y autor de las églogas más hermosas.
A fines de 1935, cuando acaba de fallecer Fernando Pessoa, llega al puerto de Lisboa un barco inglés, Highland Brigade, en el que ha viajado, desde Brasil, Ricardo Reis, uno de los heterónimos del gran poeta portugués. A lo largo de nueve meses cruciales en la historia de Europa, durante los que estalla la guerra de España y se produce la intervención italiana en Abisinia, asistiremos a la última etapa de la vida de Ricardo Reis, en diálogo con el espíritu de Fernando Pessoa que acude a visitarle desde el cementerio en los momentos más inesperados. Es la época de las plumas estilográficas, de las radios Pilot, de las Juventudes Hitlerianas, de los topolinos, en una Lisboa atlántica y lluviosa cuya atmósfera envolvente se convierte en el verdadero protagonista de esta fascinante experiencia narrativa. El año de la muerte de Ricardo Reis es una lúcida meditación, a través de un poeta y una ciudad, sobre el sentido de toda una época.
Raimundo Silva es un revisor de textos de una editorial, un personaje anodino que tiene como misión en la vida conservar la integridad de los textos que llegan a sus manos. Un día, revisando un texto histórico, toma una decisión: introducir un ¿No¿ donde debiera aparecer un ¿Sí¿. Esta determinación altera, sin duda alguna, la historia escrita, pero también va a ser fundamental en su vida personal. El conservador Raimundo Silva no volverá a ser sujeto paciente de la historia, tanto la universal como la personal, porque su acto de rebeldía le hace asumir el protagonismo que, como hombre --y por tanto ser hegemónico-- le corresponde en la vida. Historia del cerco de Lisboa es una novela contemporánea en la que caen varios cercos: el histórico de la ciudad de Lisboa, y el cerco que impide al hombre comunicarse con sus semejantes, pero el último cerco que se derrumba en este libro es el de la soledad, definitivamente abatido en el amor realizado.
"Creo que pocos pueblos hay tan constitutivamente dotados para la lírica [...] como el portugués, así como que su literatura es una de las más ricas y continuas de Europa...” Esta afirmación primera de Carlos Clementson en el estudio que precede a esta monumental antología de la poesía portuguesa de todos los tiempos, nos hace volver, una vez más, los ojos hacia esa poesía que hemos tenido siempre tan cerca y tan lejos. Con ser importante esta antología bilingüe y su abarcadora representación de autores -casi la mitad del libro recoge a poetas contemporáneos- en los prolegómenos a la misma hay reflexiones que nos sitúan frente a la dignidad del traducir. Sirve esta entrega para reafirmar la presencia de los poetas contemporáneos más difundidos entre nosotros (Pessoa, Torga, Sophia de Mello, Andrade, Osorio, Helder), pero también para revelarnos a otros que quizá conocemos desde otras vertientes, como la del gran traductor de poetas españoles José Bento, autor de las versiones al portugués de San Juan de la Cruz).
José Cardoso Pires (Peso, Ria Baixa, 1925) es una de las grandes figuras de la literatura contemporánea, autor de novelas tan significativas como O Delfim (1968), Balada da Praia dos Cães (1982) o Alexandra Alpha (1987), maestro del relato corto en O Burro em Pé (1979) y A República dos Corvos (1988); ensayista (E Agora, Jo sé?, 1977); cronista (A Cavalo do Diabo, 1994), autor de teatro (O Render dos Heróis, 1960; Corpo-Delito na Sala de Espelhos, 1980)... Traducido a prácticamente todos los idiomas cultos, su obra constituye una referencia obligada en el panorama actual de las letras portuguesas. En esta ocasión el objetivo de su mirada es Lisboa. La capital de Portugal, balcón sobre el gran océano, luminosa, enigmática, poblada de sombras, reyes antiguos, poetas noctámbulos, músicos, gatos, fabuladores, aparece ante nosotros como una fascinante caja de sorpresas, un cofre lleno de tesoros que sólo la prosa envolvente, irrepetible de Cardoso consigue desentrañar. Un viaje maravilloso y cómplice para los amantes de los buenos descubrimientos y de la mejor literatura.
Un paseo por Lisboa con un homenaje a Fernando Pessoa:
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