martes, 28 de enero de 2014

Desde la ventana

 
New York, 21 de enero de 1982
Anoche soñé que le estaba escribiendo una carta muy larga a mi madre para contarle cosas de Nueva York, pero era una forma muy peculiar de escritura. Estaba sentada en esta misma habitación, desde cuyos ventanales se ve el East River, y lo que hacía no era propiamente escribir, sino mover los dedos con gestos muy precisos para que la luz incidiera de una forma determinada en un espejito como de juguete que tenía en la mano y cuyos reflejos ella recogía desde una ventana que había enfren­te, al otro lado del río. Se trataba de una especie de código secreto, de un juego que ella había estado mucho tiempo tratándome de enseñar. (Como cuando me quería enseñar a coser y me decía que era cuestión de paciencia. «¿Ves como si te pones te sale bien? Mira, el secreto está en no tener prisa y en atender a cada puntada como si esa que das fuera la cosa más importante de tu vida.»)
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Y la felicidad que me invadía en el sueño no radicaba sólo en poderle contar cosas de Nueva York a mi madre y en tener la certeza de que ella, aun después de muerta, me oía, sino también en la complacencia que me propor­cionaba mi destreza, es decir, en haber aprendido a man­darle el mensaje de aquella forma tan divertida y tan rara, que además era un juego secretamente enseñado por ella y que nadie más que nosotras dos podía compartir.(...)
 Así empieza el ensayo que Carmen Martín Gaite escribió en 1987 para dar testimonio de un enfoque diferente de la literatura.Podéis seguir su lectura en homenaje a esta gran escritora y a su labor como autora e investigadora de la literatura escrita por mujeres. Y os invito a que miréis el siguiente vídeo:Desde su ventana a la mía,Carmen Martín Gaite.

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