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jueves, 23 de mayo de 2019

Las bostonianas


A principios de 1883 el escritor Henry James escribe una carta a su editor americano explicando la trama de su próxima novela:

El escenario de la historia es Boston y su barrio; relata un episodio relacionado con el denominado «movimiento de la mujer». Los personajes que figuran en ella son en su mayoría personas de tipo reformista radical, especialmente interesados en lograr que las mujeres se emancipen, concederles el sufragio, liberarlas de la esclavitud, coeducarlas con los hombres, etc. Lo consideran el gran problema del momento: la reforma más urgente y sagrada. La heroína es una joven muy lista y «talentosa», relacionada de nacimiento y por las circunstancias con un círculo inmerso en esas opiniones y en toda nueva agitación, hija de antiguos abolicionistas, espiritualistas, trascendentalistas, etc. Ella también se interesa por la causa, pero es objeto de un interés todavía mayor por parte de su familia y amigos, que han descubierto en ella un extraordinario talento natural para hablar en público con el que la creen capaz de convencer a una audiencia numerosa y prestar una gran ayuda en la liberación de su sexo. La quieren como a una especie de apóstol o de redentora. Ella está de muy buen ver, y su don para hablar es todo un estímulo. Tiene una amiga íntima, otra joven, que procede de un círculo social totalmente distinto (una exclusiva familia rica y conservadora) y que se ha lanzado a esas cuestiones con intenso fervor y alberga una apasionada admiración por nuestra muchacha, sobre la cual, gracias a un carácter completamente distinto, ha adquirido una gran influencia. Ella tiene dinero propio, pero carece de talento para aparecer en público y sueña con que ella y su amiga (una usando su dinero y la otra su elocuencia) consigan, trabajando codo con codo, revolucionar la condición de las mujeres. Lo considera una tarea noble y ambiciosa, una misión por la que hay que sacrificar todo lo demás, y cuenta tácitamente con su amiga. Sin embargo, ésta conoce a un joven que se enamora de ella y por el que ella a su vez se interesa enormemente, pero que, debido a su temperamento realista y conservador, se opone firmemente al sufragio femenino y otras reformas parecidas. Cuanto más ve a la heroína, más la ama y más decidido está a liberarla de las garras de sus amigos reformistas, a los que detesta con toda su alma. Le pide que se case con él y no le oculta que, si lo hace, deberá renunciar por completo a su «misión». Ella cree que lo ama, pero que el sacrificio de la citada misión sería terrible y que la decepción que causaría a su familia y amigos, y sobre todo a la joven rica, sería peor. Su amado es un pariente lejano de la joven rica, quien en mala hora, por casualidad, y antes de haberse informado de las opiniones del joven (ha pasado diez años en el Oeste), se lo presentó. Le pide a su amiga que se mantenga firme en nombre de su amistad y de todas las esperanzas depositadas en el talento de la joven. La historia relata la lucha que se produce en la mente de ésta […]

Aparecida en 1886, Las bostonianas es uno de los títulos capitales de la obra de Henry James, que, con extraordinaria precisión y sutileza de matices, dibuja el juego de relaciones entre dos singulares psicologías femeninas en el marco de los movimientos sufragistas del Boston del último cuarto del siglo XIX.


miércoles, 15 de mayo de 2019

Caperucita en Manhatan

Las primeras palabras que escribió Sara en aquel cuaderno de tapas duras que le había regalado su padre fueron: río, luna y libertad, además de otras más raras que le salían por casualidad, a modo de trabalenguas, mezclando vocales y consonantes a la buena de Dios. Estas palabras que nacían sin quererlo ella misma, como flores silvestres que no hay que regar, eran las que más le gustaban, las que le daban más felicidad porque sólo las entendía ella. Las repetía muchas veces, entre dientes para ver cómo sonaban y las llamaba "farfanías"... casi siempre le hacían reír.

Sara Allen es una niña de diez años que vive en Brooklyn, Nueva York. Su mayor deseo es ir sola a Manhattan para llevar a su abuela un tarta de fresa. La abuela de esta moderna Caperucita ha sido cantante de music-hall y se ha casado varias veces. El lobo es míster Woolf, un pastelero multimillonario que vive cerca de Central Park en un rascacielos con forma de tarta. Pero el hilo mágico de este relato se centra en miss Lunatic, una mendiga sin edad que vive de día oculta en la estatua de la Libertad y que sale de noche para mediar en las desgracias humanas o, si es necesario, llegar a regalar un elixir capaz de vencer al miedo.
Aquí puedes leer un fragmento de esta maravillosa historia escrita por Carmen Martín Gaite.

sábado, 4 de mayo de 2019

Hojas de hierba

Hojas de Hierba es un libro de poemas del escritor estadounidense, Walt Whitman (1819-1892). Dicho poemario fue publicado por primera vez en 1855; sin embargo, el poeta continuó escribiendo y modificando la obra hasta su última edición en 1891, a la que el propio autor llamó deathbed edition (edición del lecho de muerte).
En su época, el libro fue considerado inmoral, por ser una alabanza a los sentidos y a la exaltación del cuerpo; no obstante, hoy en día es apreciado como una de las mayores obras poéticas de todos los tiempos. Entre sus piezas se destaca: “Canto a mí mismo”, que es por excelencia el poema que refleja el espíritu de la obra y del poeta. Su estructura no es lineal ni tradicional para su época, sino que se enfoca en la sinfonía de las palabras.
A través de sus poesías, Whitman nos regala no sólo piezas de invaluable belleza, sino que transmite un gran entusiasmo y amor por la vida, una vida que no desdeña la muerte, sino que la ama, por ser parte de sí misma. Cada uno de sus versos es capaz de transportar al lector a un estado de ánimo casi místico de unión con el mundo.
Me celebro y me canto a mí mismo
Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo asuma tú también habrás de asumir,
Pues cada átomo mío es también tuyo.
Vago al azar e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo sobre la tierra,
Para contemplar un tallo de hierba.

Mi lengua, cada molécula de mi sangre formada por esta tierra y este aire.
Nacido aquí de padres cuyos padres nacieron aquí y
Cuyos padres también aquí nacieron.
A los treita y siete años de edad, gozando de perfecta salud,
Comienzo y espero no detenerme hasta morir.

Que se callen los credos y las escuelas,
Que retrocedan un momento, conscientes de lo que son y
Sin olvidarlo nunca.
Me brindo al bien y al mal, me permito hablar hasta correr peligro.
Naturaleza sin freno, original energía.

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