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sábado, 20 de julio de 2013

Emma Bovary

 

 Uno de los personajes femeninos más controvertidos de la literatura universal es Emma Bovary, creada por Gustave Flaubert y protagonista de la novela Madame Bovary, esa pobre adúltera enajenada, como don Quijote, por la lectura de novelas que la llevan a querer vivir un sueño que no puede cumplir y termina en una vulgar tragedia. De ella, de su historia precisamente, proviene el término “bovarysmo” creado por Jules Gaultier y que es “la tendencia y la actitud a concebirse y a concebir las cosas de un modo distinto de como son en realidad”. Flaubert reveló en Emma Bovary una parte de la común femineidad, carente de la energía y la cultura requeridas para tener puestos los pies en la tierra. 


    Considerada unánimemente una de las mejores novelas de todos los tiempos, Madame Bovary narra la oscura tragedia de Emma Bovary, mujer infelizmente casada, cuyos sueños chocan cruelmente con la realidad. Al hechizo que ejerce la figura de la protagonista hay que añadir la sabia combinación argumental de rebeldía, violencia, melodrama y sexo, «los cuatro grandes ríos», como afirmó en su día Mario Vargas Llosa, que alimentan esta historia inigualable. La publicación de esta obra en 1857 fue recibida con gran polémica y se procesó a Flaubert por atentar contra la moral. A través del personaje de Madame Bovary, el autor rompe con todas las convenciones morales y literarias de la Burguesía del siglo XIX, tal vez porque nadie antes se había atrevido a presentar un prototipo de heroína de ficción rebelde y tan poco resignada al destino. Hoy existe el término «bovarismo» para aludir aquel cambio del prototipo de la mujer idealizada que difundió el romanticismo, negándole sus derechos a la pasión. Ella actúa de acuerdo a la pasión y necesidad que siente su corazón de avanzar en la búsqueda de su felicidad, pasando por los ideales establecidos para la mujer en esa época. Rompe con el denominado encasillamiento en que la mayoría de las mujeres estaban sometidas.
  Para quienes no lo sepan, Flaubert tuvo que comparecer a juicio por esta novela, ya que la sociedad machista la condenó por inmoral. En su época esta novela sacudió al mundo ya que recreó el  adulterio como una consecuencia del descuido del marido, mas que como una falta de la esposa.


    «Madame Bovary soy yo», respondía Flaubert cuando le preguntaron por la identidad de ese personaje tan asombrosamente vivo. Y a medida que vas leyendo la novela y que te vas relacionando con su protagonista, puedes caer en la cuenta de que también tú eres Emma. Todos pueden serlo.Y el que no lo crea así es que no ha soñado. ¿Quién no ha creído, al menos una vez, que estaba bailando con la sensualidad hecha carne? Acicalada como una actriz debutante, Emma lo cree cuando ejecuta su primer vals con el vizconde y siente alas en sus pies.¿Y quién no ha creído, al menos una vez, que la vida estaba en otra parte y que otra vida más generosa y más intensa nos estaba esperando a la vuelta del camino?Emma cree, o necesita creer, que su frente está marcada por la señal de una determinación sublime y, tras el primer acto de transgresión de la norma, siente, al mirarse al espejo, que es una de las heroínas adúlteras de sus lecturas clandestinas.

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