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martes, 1 de abril de 2014

Viaje literario por Sevilla


La ciudad sevillana ofrece alternativas interesantes para la enseñanza de la literatura.Vamos a recorrer la capital hispaliense en rutas literarias  siguiendo la huella de Bécquer, Cernuda y los hermanos Machado. Pincha en Sevilla literaria para conocer todas las rutas posibles que puedes hacer cuando visites esta ciudad tan encantadora.
Estos tres autores, que nunca llegaron a conocerse por pertenecer a generaciones distintas, han impregnado la literatura española con el olor de la Sevilla de finales del siglo XIX y principios del XX y para dar las gracias, la ciudad ha querido reconocer el talento estos autores con algunos monumentos en su nombre en la ciudad.
Gustavo Adolfo Bécquer nació el 17 de febrero en el número 28 de la calle Conde de Barajas, en el centro de Sevilla y aunque su padre se llamaba José Domínguez Insausti y su madre Joaquina Bastida de Vargas, tanto él como su hermano Valeriano, adoptaron como apellido artístico el de “Bécquer”, procedente de la familia de su padre de origen flamenco. Fue bautizado en la parroquia del siglo XIV de San Lorenzo Mártir, en el centro histórico de la ciudad, donde destaca el retablo mayor realizado por el también conocido escultor Martínez Montañés en 1632.
Muy cerca de la iglesia de San Lorenzo Mártir se encuentra el Museo de Bellas Artes de Sevilla, donde los estudiantes pueden apreciar el retrato de Gustavo Adolfo, pintado por su hermano Valeriano en 1692. Otro punto interesante del recorrido para conocer la figura de Bécquer es la Iglesia de Santa Inés, y su convento, donde se desarrolla la leyenda de Maese Pérez el organista, cuya alma toca el piano durante la misa del gallo. Pero quizás, el más conocido y el más visitado de los monumentos dedicados a Gustavo Adolfo Bécquer es el que se encuentra en el Parque de Maria Luisa. El monumento y la glorieta de Bécquer fueron promovidos por los hermanos Álvarez Quintero quienes cedieron los derechos de autor de su comedia La rima eterna para costear los gastos de la estatua.

Parque de María Luisa
El monumento realizado por el escultor de Marchena, Lorenzo Coullaut Varela en 1911, refleja a un poeta de mármol envuelto en una capa junto a un pequeño Cupido de bronce que le dispara sus flechas. Junto a ellos, están las figuras de tres mujeres sentadas que representan al amor: al amor que llega (el amor ilusionado), al amor que vive (el amor poseído) y al amor que muere (el amor perdido) y también a un Cupido adulto agonizando herido por sus propias flechas de amor y está cobijado por un ciprés originario del Mississipi que fue plantado en 1850.
Para finalizar el recorrido por la Sevilla de Bécquer hay que llegar hasta la tumba donde está enterrado con su hermano Valeriano, en la capilla de la Universidad de Sevilla, la antigua fábrica Tabacalera y actual Facultad de Derecho e Historia, donde el poeta pasó varios años estudiando.

¿Pero qué sería de Sevilla sin Machado? Antes de empezar la ruta por la ciudad, la mejor forma de conocer la obra de Machado es por medio de sus poemas.
 “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero”, son los versos con los que el autor arranca su Autorretrato poético.
Palacio de las Dueñas
Aunque nació en Sevilla en el Palacio de las Dueñas -donde está el huerto en el que madura el limonero-, con tan sólo 8 años, en 1883, se trasladó a Madrid. Por esta razón, hay poco que explicar sobre el autor en Sevilla, y será en Soria, donde vivió gran parte de su vida, donde haya un mayor número de monumentos dedicados al poeta. Sin embargo, su hermano Manuel, nació cerca del Museo de Bellas Artes, en la calle San Pedro Mártir, en la esquina con la calle Bailén. Pero gracias a las investigaciones de su padre, Demófilo, pionero en la investigación del flamenco, tanto Antonio, como su hermano Manuel, estarán marcados por las raíces de Sevilla y su cultura, que se reflejarán posteriormente en sus respectivas obras.

 Barrio de Triana
A pesar de haber vuelto de visita en alguna ocasión a la ciudad que le vio nacer, no será hasta 1931 cuando, junto a Manuel, vuelva a su Sevilla natal para recoger el título de Hijos Predilectos de Sevilla. Aunque Antonio estudió en Madrid, Manuel realizó sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla, donde se relacionó con todas las figuras de la intelectualidad de la ciudad e impregnó su poesía de temas típicamente andaluces, como se refleja en los versos “Vino, sentimiento, guitarra y poesía / hacen los cantares de la patria mía”. Otro de los puntos que se pueden visitar en la Sevilla de Machado es la calle Pureza, cerca de la capilla de los Marineros en Triana, donde falleció su padre.

“ Si no te conozco, no he vivido; si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido” esta es una de las frases más conocida de otro de los célebres, y más querido y admirado literatos sevillanos, Luis Cernuda, nacido en Sevilla en 1902 y miembro de la Generación del 27. Aunque vivió muchos años en la calle del Aire, nació en el número 6 de la antigua calle de Conde de Tojar, la actual calle Acetres, en el centro de la ciudad. Es curioso que la vena poética de Cernuda floreciese gracias al interés de sus primas y hermanas por Bécquer y al traslado de los restos del poeta romántico desde Madrid, que hizo que un joven Cernuda entrase en contacto por primera vez con la poesía.
Si hay algo de Sevilla de lo que la obra de Luis Cernuda se ha impregnado son los magnolios en flor, sobre todo el que se encuentra en la esquina de la catedral, al que hace referencia en su obra Ocnos. En la obra, aunque no se nombra a la ciudad en ningún momento, al leerla cualquier estudiante puede darse cuenta que se refiere a Sevilla. Será en este libro donde aparezca uno de sus poemas más conocidos “Donde habite el olvido”.
También hace referencia a los magnolios, su adorado árbol, en Atardecer en la catedral y quizás sea esa adoración es la que ha hecho que se elija el magnolio junto a la catedral como su monumento, ya que, aunque se planteó hace años una escultura asomada a uno de los balcones de la plaza del Molviedro, ésta nunca llegó a finalizarse, por lo que el único elemento dedicado al poeta es el azulejo de su casa natal.
Barrio de Santa Cruz
Al igual que Gustavo Adolfo Bécquer, empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Sevilla en 1919 y donde tuvo como profesor al también escritor Pedro Salinas que le ayudó con sus primeras publicaciones. Uno de los lugares más frecuentados por Cernuda y sus compañeros de la generación del 27 es el Ateneo de Sevilla, donde asistieron a los actos celebrados con motivo del tercer centenario de la muerte de Góngora.

MALETA LITERARIA
Pocos personajes del teatro universal han conseguido la popularidad de Don Juan, que, convertido en un mito universal, encarna muy diversas pasiones humanas y suscita problemas ideológicos de toda índole. Si en el folclore europeo se documentan tradiciones del convidado de ultratumba y tampoco faltan precedentes literarios del tipo del burlador de mujeres, es innegable que la figura concreta capaz de engendrar una larguísima descendencia en muchas literaturas y géneros es El burlador de Sevilla, que Tirso de Molina alumbró en una creación genial. Se ha convertido ya en tópica hablar de las imperfecciones de la comedia y de su ruda improvisación. En la edición de Ignacio Arellano, profesor de la Universidad de Navarra, el lector podrá encontrar un texto depurado en el minucioso cortejo de fuentes, un análisis de los complejos problemas de génesis y autoría, el resumen de las principales líneas interpretativas y, en fin, una demostración crítica de la espléndida eficacia escénica y poética de la obra.

Tras las guerras napoleónicas, los viajeros románticos “redescubrieron” España, ofreciéndonos una visión misteriosa, primitiva y exótica del país, sobre todo de Andalucía. Prosper Mérimée (1803-1870) contribuyó decisivamente a fijar esa visión de España con la creación de Carmen, la cigarrera gitana, mitad ángel, mitad demo nio, poseedora de una belleza tan ideal como lasciva. Publicada en forma de libro en 1847, la historia de José Navarro, un soldado ejemplar, serio y cumplidor que acaba convirtiéndose en desertor, bandolero y asesino a causa de la inexorable pasión que Carmen le inspira, expresa a la perfección la fatalidad del deseo amoroso y la pulsión autodestructiva que conlleva. La temprana popularización de la obra a través de la ópera homónima de Georges Bizet y el hecho de que, posteriormente, se haya adaptado al cine en numerosas ocasiones demuestra la pertenencia de Carmen al terreno del mito. En la medida en que todo mito o arquetipo es susceptible de diferentes lecturas a lo largo del tiempo, la criatura que el misógino Mérimée consideró “mujer fatal” puede hoy interpretarse, según apunta Alicia Mariño Espuelas en su sugerente prólogo, como símbolo de la libertad y como encarnación de la mujer dueña de sí misma y de su propio destino.


Rinconete y Cortadillo es, seguramente, la más popular de todas las Novelas ejemplares, de Cervantes. En la andadura de estos dos muchachos desde la famosa Venta del Molinillo hasta el horrendo patio de Monipodio en Sevilla, Cervantes ha desplegado, con humor y sin renunciar a su fina ironía, una visión crítica y satírica de ciertos ambientes sociales en la España de la segunda mitad del siglo XVI. El mundo de la marginación y del hampa sale aquí al paso en los pillos, golfos y delincuentes de esta divertida novela corta que, sin serlo, profundiza en algunos temas de la novela picaresca.






El estreno en 1835 de Don Álvaro o la fuerza del sino supuso el triunfo definitivo del Romanticismo en el teatro español y el alejamiento de las estrechas normas neoclásicas. Este drama complejo y variado funde acciones violentas y escenas costumbristas, el estilo elevado y el llano, el verso y la prosa, todo en rápida suce sión y de la mano del hado fatal que empuja a don Álvaro, paradigma del héroe romántico, a su angustiada destrucción. Es, en suma, un grito de libertad artística.








Antonio Machado, uno de los miembros más representativo de la Generación del 98 tuvo una vida poética prolífera que presentamos en un solo volumen, en el que no sólo se muestran sus poemas más conocidos, sino que incorpora los poemas escritos durante la guerra civil, largamente hurtados a la lectura de los españoles, sino que añade una veintena de textos hasta ahora dispersos y prácticamente desconocidos. A pesar de su excepcional categoría literaria no tuvo demasiada suerte en la transmisión de sus textos y con razón podía decir: Y al cabo nada os debo; debéisme cuanto he escrito. España le debía, ante todo, una edición completa y limpia. Se la ofrecemos hoy gracias al profesor Manuel Alvar, catedrático de la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia, que ha volcado aquí su saber filológico y su amor a las Letras de España. Y la ofrecemos a los innumerables lectores de Machado, precedida de una Introducción que facilita las claves de comprensión y constituye una guía segura para adentrarse en uno de los más ricos mundos poéticos creados en la Literatura Universal.



Punto de referencia inexcusable en el panorama de nuestra moderna literatura, La Realidad y el Deseo resume la obra poética de Luis Cernuda en un libro que ha ejercido una gran influencia en las siguientes generaciones de poetas. Publicado por primera vez en 1936, recogía en aquella edición los poemas escritos hasta el momento por el autor. Este volumen incluye Historial de un libro en el que Cernuda describe las experiencias que contribuyeron a su creación poética, aportación de inestimable valor para la cabal comprensión de su obra.







Gustavo Adolfo Bécquer fue un hombre de su tiempo el siglo XIX, un periodista político, escritor versátil, reconocido en vida, que alcanzó tras su muerte mayor gloria. La difusión de sus Rimas contribuyó en gran medida a esta popularidad, ya que supo llegar como pocos, y por encima de diferencias de gusto y cultura, al cora zón humano. El nombre de rimas hace alusión a su propia sencillez y en ellas logra transmitir los sentimientos del poeta con un arte confidencial e íntimo. La mayor parte las escribió en sus años de privaciones y pobreza y sólo unas pocas fueron publicadas durante su vida, en periódicos o revistas. Fueron sus amigos quienes, tras la muerte del poeta, las dieron a luz.






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